Esta frase fue concebida por Thomas Alba Edison. Pero este célebre personaje es más recordado por inventar la bombilla, cosa que no se le ocurrió de un momento a otro; él realizó más de mil intentos fallidos. Cuando le cuestionaron por su repetido fracaso en el proyecto de hacer una vela que no se quemara tan rápido, él contestó: “no son fracasos, ahora conozco mil maneras de cómo no se debe hacer una bombilla”…
Ahora ese candelillo irritante de luz amarilla ha pasado de ser un revolucionario invento a ser un objeto relegado que incluso tiene fecha de expiración legal. Todo eso gracias a la gente Innovadora.
Y es sobre este tipo de gente que nos habla Vijay Govindarajan. Un profesor de negocios internacionales que también tuvo la oportunidad de trabajar en la multinacional General Electric
Vijay tiene su rollo.
Nutrido quizás por su experiencia en el mundo académico y en el mundo empresarial, nos explica cómo la teoría y la práctica son dos rutas de un mismo camino, un camino que podemos recorrer de muchas maneras, y como sólo con una persona que se atreva a dar el primer paso en ese camino es capaz de contagiar a todo un colectivo a emprender la misma aventura.
Este señor Hindú no inventó la bombilla, pero ha desarrollado un método que ha logrado institucionalizarse como modelo de presentación de estrategias innovadoras y desarrollar una cultura de la innovación.
Su metáfora habla de tres cajas: (1) la que administra el presente, (2) la que ayuda a olvidar selectivamente el pasado y (3) la que crea el futuro.
En la caja 1 ubica a la mayoría de las organizaciones.
En la caja 2 y 3 coloca el centro de las estrategias innovadoras (a cargo de los gerentes), olvidando selectivamente el pasado y pensando en crear futuro. Aquí pone la piedra en el zapato para las organizaciones con intención de crear una cultura de la innovación; porque es más fácil aprender cosas nuevas que abandonar las antiguas –dice -
Innovación, una luz blanca.
La exposición de éste profesor ubica condiciones y adjetivos para el concepto Innovación, por ejemplo, cuenta que la innovación debe tener una orientación, que su impacto se puede medir en el largo plazo, que para institucionalizar la capacidad innovadora en una organización se debe propiciar la creación de una cultura de la innovación. De este punto argumenta que el problema para crear la cultura de la innovación es la falta de liderazgo y expone tres barreras para este padecimiento: el enfoque cortoplacista, la falta de actitud para enfrentar el riesgo y el miedo a la incertidumbre (aquí amarraría la desconfianza para compartir las ideas).
Pregunta Yamit, responde Vijay.
Respondiendo a una pregunta, Vijay explica cuál sería el diseño de organización, los sistemas de medidas y de recompensas en una cultura que fomenta la innovación. Comienza diciendo que la innovación exige una organización diferente que separe pero no aísle los equipos creativos de los productivos; sobre el sistema de medidas sostiene que la innovación debe estar apoyada en un plan que determine los resultados en función de la capacidad de resolver lo desconocido, más que las cifras obtenidas. Y sobre el sistema de recompensas habla de no castigar el fracaso de algún proyecto siempre que se pueda aprender algo del mismo, al mismo tiempo de premiar el éxito de los planes trazados.
Conectando con la idea de las 3 cajas expuesta anteriormente, Govindarajan resalta el papel de varias empresas por olvidar prácticas tradicionales para crear nuevos procesos y retoma su tesis sobre el liderazgo, colocando la humildad como un atributo propio de un líder. Explica como la humildad lleva a una persona a admitir que no sabe algo y lo obliga a emprender la búsqueda de solucione para responder con claridad, mientras que la confianza (que aquí asemeja a la soberbia), hace que una persona siempre crea que sabe y no se motive por resolver nuevos interrogantes.
Weiji en chino es oportunidad y peligro.
Vijay nos habla de cómo innovar en tiempos de crisis. Argumenta algunas constantes en periodos de crisis económica: Después de una recesión llega una expansión (que incluso dura más tiempo); la recesión cambia el fondo y la forma de las organizaciones (es aquí donde florece la innovación, porque se debe hacer lo máximo posible con menos recursos).
Todo cuento tiene su moraleja
Al final de su exposición el profesor Govindarajan nos señala que como gerentes debemos tener presente que el espíritu humano no tiene límites, que se aburre y se anquilosa si se la amarra mucho tiempo a una misma función; nos invita a ser portadores y gestores del impulso a estirar las márgenes conocidas y nos alcanza a advertir lo que su bola de cristal ve para el futuro: vamos a pasar de servir clientes ricos a clientes pobres.
